1/8/15

"Ni una sola palabra" - Álvaro Breña Ojanguren [01-08-15]


Ni una sola palabra

Tenía el corazón acelerado antes de subir el primer peldaño de la escalera. Ni siquiera en esos momentos podía dejar de lado mi pánico a los espacios cerrados.
 
Llegué al tercer piso y me situé en el umbral de su puerta con la respiración entrecortada, tomé aliento un par de segundos y toqué el timbre con vehemencia. La puerta no se abrió.

Había fracasado, di media vuelta y decidí desandar lo andado, y entonces me calmé, recuperé la respiración y de pronto pude reconocer su perfume al abrir la puerta del ascensor. Aún olía a ella, casi podía sentirla.

Bajé las escaleras de un modo suicida, miré a ambos lados de la calle y entonces la vi en su lujoso coche cargado de maletas saliendo del garaje. Ella también me vio, le pidió a su marido que se detuviera. Bajó y se dirigió hacia mí.

Siempre elegante con su aspecto nórdico y delicado, su pelo recogido dejando caer un mechón para tapar una pequeña cicatriz casi inapreciable pero que a ella siempre la incomodó. Sus ojos me decían que aún me amaba.

Cogí su mano, ella la retiró y giró su mirada hacia su marido y su hijo, que asomaba la cabeza por la ventana trasera del coche.

Entonces yo también pensé en mi marido y mi hija y me di cuenta de que nuestra felicidad era el dolor de personas queridas.

El destino quiso que poco a poco y de manera clandestina nos descubriéramos la una a la otra y a nosotras mismas. Comprendí que ahora no era nuestro momento, que sería el destino quien decidiera dónde y cuando.

Entonces nuestras miradas se despidieron citándose en el futuro sin que hiciera falta ni una sola palabra.

Álvaro Breña Ojanguren


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